La poesía es el arte de no decir diciendo
y de decir no diciendo y viceversa
La atracción de lo que falta
La falta y la tracción que mueven el proyecto:
Que haya un vice
que la ausencia esté presente y que gobierne lo real
Jorge Perednik
Si es cierto que el lenguaje se nos presenta como un sistema de signos, entonces podría decir que los poemas de Una tarde en ciudad ganglio (Vox.2014) articulan una secuencia, a modo de segmentos, de una maquinaria poética en la que la enunciación se transforma en una voz multiforme y de combinaciones infinitas entre diferentes materiales cuyo resultado es una fuerza que plantea un régimen singular de significación.
Esa
secuencia por momentos es la trama de un viaje, o una exploración, hacia el
interior del cuerpo humano en su significado más literal. Cada parte definida
como un elemento constituyente del sistema es un órgano con entidad lingüística
y juntos dibujan una cartografía con extremidades en lugar de coordenadas:
Surcan
las mismas aguas en una barca de piedra los restos.
En
su navegar, islas con marismas, cruces y los representantes de la orden, la comarca
y
sus dos cabezas indiscernibles firman el oportuno convenio de colaboración
antes
de desplazarse a la zona que se mezcla –embrión trasvasado- como un remonte
desplegado
en el fluvial del tiempo.
La escritura así como se sostiene desde un recorrido
parecido al de un endoscopio, o un tratado de ingeniería óptica, también se
dispersa en pausas breves donde la lengua poética pareciera encontrar los
límites de sus posibilidades en la descomposición misma de las palabras:
(…) El efecto en cuestión. Diferencia
de lenguas. En su pantalla negra
y palatina la reflexión se disocia integralmente
en cualidades de composición
En la observación y el acompañamiento continuo de cada fase, movimiento,
acción, del cuerpo se difuminan los sentidos:
Se
enfatiza
en
extremo la forma
empero
destinada a la destrucción; una nube
de
tejas la envuelve, signo vacío
en el tracto
la frase
La voz que en principio diagrama un orden para cada poema se re-direcciona
suspendida en la pregunta: ¿cómo reconstruir las huellas y las impresiones de
nuestro propio recorrido? Existen espacios en blanco con pastiches, pegoteos caligráficos desde los que se congregan
y enuncian imágenes que cuelgan como cuadros en una cámara oscura y durante
algunos instantes es necesario re-nombrar desde lugares familiares cada
presencia:
Crece
entre ellos. El árbol
en
la pintura
grabada
en un círculo, más bien
pende
de
un proceso transparente, completamente
seco:
la forma radiante del novum lumen,
el
metálico líquido,
la
piedra: materia aun de frío
aun
de fuego, veneno
y
sin embargo
curación y proyecto.
curación y proyecto.
La necesidad de identificar cada construcción
fantasmática con una imagen conocida nace dentro de los límites de una
imaginación más o menos común entre estas nuevas prefiguraciones y aquello que
previamente ya ha sido nombrado: “la poesía adquiere un despliegue y un
desciframiento entre aquellos signos que están inscriptos incluso en las cosas
mismas que designan” (Ranciere).
Lo cual no quiere decir que el lenguaje no pueda
permutar en nuevas formas:
“No te
preocupes por el hecho de que los lenguajes consistan. Si quieres pensar
que esto
muestra su incompletud, pregúntate si nuestro lenguaje está completo; si lo
estaba antes
que el
simbolismo de la química y la notación del cálculo fueran incorporados pues son
estos,
por así
decirlo, suburbios del lenguaje”.
Un organismo flotando en el vacío de la lengua que
busca unir aquello que se ha disgregado y reconstruir una voz primordial,
pre-lingüística si se quiere, que anticipe la totalidad del decir:
“El que en mis explicaciones que
conciernen al lenguaje
tenga ya que aplicar el lenguaje
entero (no uno más o menos
preparatorios provisionales) muestra
ya que sólo puedo decir
exterioridades a su respecto. Medios tendientes
a la unificación, una sección -parte
de ésta-
en si misma no da a la pieza forma,
hay fracturas
de cohesión, segregación”.
Restas, presencias ausentes, fragmentos de proyectos,
o programas, de escritura y materiales de diferentes procedencias que conviven
y tensionan la serie entendida como dispositivo poético. Pero la función, la
intención, de los textos de Césari no se resuelve en una cuestión puramente
operativa, o de puro montaje, entre capas del lenguaje y retazos del orden de
lo simbólico: es una señal en el
corazón de los suburbios de la lengua que connota la necesidad de decir, y restituir,
aquello que resulta indecible en la frontera misma entre el cuerpo y la
palabra, donde la relación entre cada uno termina siendo casi equivalente y
conformando el núcleo de una arquitectura en permanente crecimiento.-
Marcelo Díaz. Córdoba. Octubre.2014.
Una tarde en Ciudad Ganglio, de Mauro Cesari.
Vox, 2014. 65 Páginas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario